Los recién nacidos vienen preparados y dispuestos a aprender, su cerebro está en ebullición. Además nace ya con
conocimientos algunos los ha adquirido en el vientre de su madre, escuchando, y lo que hemos ido aprendiendo los seres humanos a lo
largo de miles de años. De manera que el niño ya es un niño listo.
Problema: El niño viene determinado genéticamente, pero los genes no influyen más allá de un 50% en su inteligencia. El otro 50% depende de aquello que le enseñemos al niño a hacer. Nacemos con un
cerebro diseñado hace 200.000 años, en el Pleistoceno, pero a los 10 o 12 años, gracias a la educación y a un cerebro moderno, aprende el lenguaje, la regulación de los sentimientos, las normas de convivencia y la voluntad. Si no educamos al niño, el niño tiene un cerebro del Pleistoceno.
Hasta ahora la educación enseñaba solamente lo que ya había
sucedido anteriormente, pero, ahora, el tiempo avanza rápido y la nueva
frontera educativa presenta un nuevo objetivo: cómo podemos preparar a estos
niños para un futuro que se nos acerca con mucha rapidez y con muchas incógnitas.
Si no lo educamos lo vamos a hacer muy vulnerable y va a tener que tantear los
muchos caminos que existen. La nueva frontera educativa intentará predecir el
futuro para hacer que el porvenir de los niños sea lo menos azaroso y puedan
vivir felices.
No hay comentarios:
Publicar un comentario